Es muy común encontrar alumnos que mientras memorizan para un examen, resuelven ejercicios de matemáticas o leen una nueva unidad están escuchando música. Si les preguntas porqué, la mayoría responderá que les relaja y les ayuda a concentrarse.
Existe un estudio del año 2010, llevado a cabo en la Escuela de Ciencias de la Salud, en la Universidad del Instituto Wales (Cardiff) por el Dr. Nick Perham que nos muestra cómo la música puede afectar a la memoria a corto plazo.
Perham habla del “efecto del sonido irrelevante”: en su investigación llevó a cabo una serie de experimentos en las que un estudiante debía memorizar una serie de números mientras escuchaba distintos tipos de música. ¿Los resultados?
- Cuando los sonidos que escuchaba tenían variaciones acústicas (¡música, en esencia!), el rendimiento del estudiante se deterioraba.
- Cuando los sonidos eran estacionarios (continuos sin variaciones, como el silencio, el ruido de fondo de una biblioteca o el cantar de los pájaros en el campo) el rendimiento no se veía afectado.
También averiguó que no hay diferencia entre escuchar música que guste o música que disguste. El rendimiento se deteriora de igual manera, pero si preguntaba a los estudiantes éstos respondían que rendían peor con música que no les gustaba.
Los resultados del estudio de Perham podrían resumirse en la siguiente frase: Todo ejercicio que requiera aprender, comprender o memorizar información ordenada tiene mayor rendimiento si se trabaja en silencio.
Y es un hecho que la gran mayoría de tareas son precisamente de este tipo. Pongamos como ejemplo las lenguas en las que debemos aprender sintaxis, reglas de gramática y expresión.
El Silencio es Oro
En un
artículo de Edutopia, David Cutler explica cómo en una conversación que mantuvo con Perham éste le explicaba que lo que sí es bueno es escuchar música
antes de empezar a trabajar. De hecho, es muy positivo hacer actividades que nos gusten mucho antes de ponerse a estudiar (ver un episodio que nos guste mucho, leer un fragmento del libro al que estamos enganchados, escuchar música que disfrutamos) – sea escuchar música, o cualquier otra actividad.
¿Y qué hay del conocido Efecto Mozart?
El Efecto Mozart explicaba que aquellos individuos que tras haber escuchado música de Mozart presentaban mejores habilidades espaciales inmediatamente después.
Perham afirma que estudios posteriores demostraron que la afirmación no era cierta. No es la actividad que haces antes de estudiar en sí lo que mejora el rendimiento, si no si la actividad que haces antes de estudiar te gusta o no. En dichos estudios hubo personas que disfrutaban escuchando historias de Stephen King y fue esta la actividad que hicieron antes de ponerse a estudiar. ¡Y para ellos funcionó!
“No tiene nada que ver con el escuchar música clásica o Mozart, tiene que ver con si te gusta lo que escuchas o no”.
¿Y si solamente queremos leer?
Si en lugar de estudiar o memorizar solamente queremos leer (un tema, un libro, una historia) también entra en juego esta teoría. Queda demostrado (y probablemente si lo intentáis vosotros mismos os daréis cuenta) que supone más complicado comprender el contenido de un texto si se lee mientras se escucha música con letra que comprendemos (no ocurre lo mismo si se trata de música sin letra).
“No importa si te gusta o no la canción; si comprendes la letra, deteriorará la comprensión del texto que se tiene entre manos”.
Más información:
NOTA: TECNOLOGÍAS DASBIEN recomienda no quedarse con la información brindada en esta presentación; recomendamos al amigo lector investigar más, revisar libros, revistas, publicaciones científicas, entrevistas a profesionales, expertos en el tema y enriquecer más su conocimiento sobre el tema; y también si es posible compartirlo con otras personas.
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